“Me derrumbaron la vida”: una exempleada del Municipio de Río Grande denuncia persecución, despido y violación de su historia clínica

10/07/2025NuevaHoraMagazineNuevaHoraMagazine
Yesica Molina portal

Cuando el poder descarta, la dignidad resiste

El testimonio de Yesica Samantha Molina no es solo una denuncia laboral. Es un grito de dolor, de indignación y de coraje. Es la historia de una trabajadora que, en medio de una depresión severa y con una hija considerada paciente oncológica, fue despedida del Municipio de Río Grande sin contemplaciones, sin resguardo, sin justicia.

Pero también es la historia de una ciudad donde el poder se volvió impune, y donde quienes deberían cuidar, proteger y representar a los más vulnerables —gremios, funcionarios, profesionales de la salud, jueces— guardan silencio. Un silencio que duele tanto como el maltrato.

Cuando se vulnera una historia clínica.
Cuando se manipula una enfermedad para justificar una cesantía.
Cuando se le niega una respuesta a quien suplica ayuda.
Cuando se diagnostica a puertas cerradas sin consentimiento.
Cuando se abandona a una madre que solo quería trabajar y cuidar a su hija...

Ya no se trata solo de política. Se trata de humanidad.

Lo que aquí está en juego no es una interna municipal, ni un simple conflicto administrativo. Está en juego el respeto a la dignidad humana. Está en juego el principio básico de la democracia: que nadie debe ser descartado por pensar distinto, por no militar, por estar enfermo o por ser “incómodo” para el poder de turno.

Yesica no se arrodilló. No calló. Y eso la convierte en algo que este sistema teme: una mujer con voz.

Como medio de comunicación, no podemos ser cómplices del silencio. Elegimos contar esta historia porque creemos, como ella, que la verdad incomoda, pero también ilumina. Porque hay muchas Yesicas silenciadas, descartadas, rotas por dentro.

Y porque la salud no se usa.
La dignidad no se ensucia.
Y la justicia no se mendiga.

Yesica Samantha Molina rompió el silencio y compartió su historia en FM Austral 106.7.

Yesica Samantha Molina, quien se desempeñó durante siete años en el Centro Mamá Margarita de Río Grande, relató públicamente el calvario que asegura haber vivido como trabajadora precarizada del Municipio. En diálogo con FM Austral, reveló que fue despedida en un contexto profundamente adverso: atravesaba un cuadro de depresión severa y cuidaba a su hija, considerada paciente oncológica.

“El poder enfermo teme a la verdad y yo hoy estoy viva para contarlo”, afirmó con contundencia.

Yesica asegura haber trabajado durante años con contratos irregulares y sin aportes, mediante un contrato de locación “trucho”, como lo definió. Relató que con el cambio de gestión municipal comenzaron los despidos masivos bajo criterios políticos. “Lo que hizo Martín Pérez fue liquidar todo lo que pensaba que era oposición para acomodar a su gente”, denunció.

Pero el hecho que más la marcó —y que considera una línea que nunca debió cruzarse— fue lo que califica como violación de su historia clínica y la de su hija menor de edad. Según su testimonio, el entonces secretario de Salud y hermano del intendente, Agustín Pérez, se comunicó directamente con su psiquiatra, Bettina Pedraza, para que ella solicitara una licencia médica. “Sabían que yo estaba mal. Pero usaron mi salud mental y la enfermedad de mi hija para apartarme. Eso no es solo violencia institucional: es persecución política, es discriminación”, afirmó.

El episodio se habría agravado cuando, tras una reunión en el Centro Municipal de las Infancias, supo que en una mesa profesional se debatió y diagnosticó su estado de salud sin su consentimiento, delante de otros colegas, incluso con profesionales que viajaron especialmente desde Buenos Aires. Señaló a la psicóloga Bárbara Tócal y a la profesional Adriana Díaz como partícipes de esa instancia. Luego de esta situación, asegura que Agustín Pérez la contactó para “aconsejarle” que tomara una licencia por depresión en lugar de por maternidad o cuidados familiares. Días después, recibió la notificación de despido.

“El intendente nunca me recibió. Le dejé una nota que terminó circulando entre funcionarios, todos sabían lo que me estaba pasando. Pero no hubo respuestas. Solo el silencio. Solo el despido”, remarcó.

Yesica responsabiliza directamente al intendente Martín Pérez, a su hermano Agustín Pérez, y a las profesionales que intervinieron en su situación. Denunció también el silencio del gremio ATE —que seguía descontándole en el recibo de sueldo—, del Ministerio de Trabajo y del Poder Judicial. “Yo no me arrodillé. No negocio mi ética. Pero la realidad es que mi hija lleva tres años sin controles médicos porque no puedo pagarlos. Desde el despido, todo se vino abajo”, expresó entre lágrimas.

Actualmente, Yesica cuenta con el patrocinio legal del abogado Walter Luciani, quien la acompaña en su reclamo por justicia y reparación. “Gracias a Dios tengo vida. Pero necesito que esta historia se conozca. Lo que me hicieron fue cruel. Derrumbaron mi vida y la de mi hija”, finalizó.

AUDIO COMPLETO DE LA ENTREVISTA
🎧 Escuchá el testimonio en primera persona de Yesica:

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